domingo, 5 de septiembre de 2010

“Esto cualquier día tiene que reventar”

Desayunando en una cafetería-panadería de cadena oía decir esto a una de las empleadas que se quejaba de la situación laboral actual; “antes te ofrecían empleos alternativos pagándote mas y ahora tienes que rezar para que no te echen”, además la mujer focalizaba (que raro!) toda su ira en los inmigrantes y no paraba de decir que si los españoles no se que que si los españoles no se cuantos, añadiendo a su discurso fantástico el remate de “si, si es que esto tiene que reventar algún día”. Cada vez hay más gente con ese deseo inconsciente en la mente, aunque evidentemente es un deseo estúpido, porqué si “esto revienta” lo más probable es que quien reviente seamos los más humildes, es decir que cuando se proclama el amen nadie sabe ni de que está hablando. Personalmente creo que uno de los problemas más graves es que por un lado nos han malcriado veinte años de vacas gordas y ya no tenemos paciencia ni para aguantar un determinado tiempo de estrecheces. No digo que no haya gente que lo esté pasando mal, pero es que quien lo está pasando peor son precisamente los inmigrantes, por lo que no deja de resultar paradójico que quien manifieste de forma más iracunda su frustración sea alguien que tiene trabajo y que tendrá más posibilidades de tenerlo que un inmigrante.


Por otro lado otra connotación lamentable, que cada vez me abruma más, es la de la mezquindad y pocas ganas de mirar hacía los problemas de frente que tiene la gente en general; es decir que los culpables no son los empresarios que han contratado durante veinte años a mano de obra de forma ilegal defraudando a Hacienda, a la Seguridad Social y reventando el mercado salarial, no son las entidades financieras que especulan en todos los sectores posibles y se forran monopolizando el sector inmobiliario, no son las multinacionales que se dedican a destruir empleo de forma sistemática, no, nada de eso, los culpables, atención: ¡Son los inmigrantes!, o dicho de otro modo; ¡Somos nosotros! ¿Porque quien no es descendiente de inmigrante a estas alturas?


No se exactamente que podemos o deberíamos hacer, pero está claro que el frente está ahí, delante de nuestras napias. Hay que priorizar en la pedagogía hacía esta gente que con tanta facilidad proclama la persecución hacía el más débil y se niega a mirar de frente a los problemas, gente mezquina y peligrosa de la que desconocemos sus límites, a la que tal vez nunca lograremos convencer de nada pero a la cual quizá conseguiremos moderar en sus discursos demagógicos, simplones y cobardes. La política no sólo es de altos vuelos, sobretodo lo es a pie de calle, y aunque es cierto que el poder se lleva la palma en culpabilidades, no es menos cierto que bastante gente humilde ha vivido inmersa en una filosofía fundamentada durante años en lo facilón, en atar perros con longanizas, en arrinconar escrúpulos con tal de trepar en la pirámide del consumo, en acabar creyendo que eran clase media o algo parecido negándose a reconocer su lugar en la escala social y a prepararse para el inevitable y previsible aterrizaje forzoso a la realidad.

martes, 1 de junio de 2010

Israel o la tragedia del idiota-criminal en el poder


Tras el ataque terrorista realizado por la administración israelí contra la Flotilla de la Libertad en aguas internacionales, y el asesinato de al menos 10 civiles, ha quedado demostrada cual puede ser la tragedia que un país tiene que soportar si su población comete el acto irreflexivo e imprudente de elegir en las elecciones a una mezcla de idiotas-criminales para gestionar las cuestiones de su estado. Bush, Blair y Aznar nos demostraron hasta donde puede llegar esta mezcla y los españoles lo vivimos en carne propia. Israel ya hace tiempo que encumbra en sus administraciones a personajes lamentables. Resulta paradójico que un pais tan desarrollado tecnológicamente coloque en el poder a destripaterrones sanguinarios, como si la cultura judía no hubiera dado a la mejor intelectualidad del mundo. Es un fenómeno que pone en entredicho el proyecto de estado israelí porque reduce la grandeza del pensamiento judío a algo ridículo, a algo que ni Rufus T. Firefly, primer ministro de Libertonia hubiera imaginado en la Sopa de Ganso de Groucho, con un añadido trágico y horrible; el asesinato gratuito y cobarde. La lista de genios de origen judío es inacabable, ¿Qué maldición ha caído sobre Israel para que sea gobernada por carniceros-imbéciles? Sabemos que la construcción de Israel no fue más que una operación colonizadora occidental que crecía bajo la sombra del oportunismo propiciado por hechos espantosos, pero Hanna Arendt y otros brillantes pensadores judíos hablaban de una transcendencia, del no asimilarse hasta llegar al horizonte de una humanidad universal, de la posibilidad de ser judío en otro estado-nación. Aunque ella ya no entendía demasiado bien en que consistía la creación de un estado judío, yo no tengo la intención de arremeter contra el origen de Israel, pero me pregunto que fatalidad hace que sus gobernantes sean cada vez más estúpidos y estén más limitados debido a lo que parece una fuga hacia adelante imparable que impide cualquier reordenación en las planificaciones de las cuestiones más cruciales. Israel se conduce a si misma hacia una vía muerta cuando se limita en aspectos de gran estrategia (acuerdos de paz, bloqueo de Gaza, asentamientos ilegales, relaciones con sus vecinos, cuestión de los refugiados...) y en un escenario tan estrecho, en el que por lo visto no cabe ningún acto generoso, no puede ser gobernada más que por imbéciles peligrosos. En la política no todo puede ser cálculo mezquino, debe haber generosidad, de otro modo el pez se muerde la cola y las cosas no pueden hacer más que envilecerse y degenerar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Hawking - Kurzweil; de sueños, de pesadillas


Los miembros de la especie humana siempre hemos encontrado asideros para justificar nuestra progresión imparable hacia la destrucción de la diversidad, hacia nuestra separación con el mundo, siempre hemos encontrado clavos ardiendo para justificar nuestra incapacidad para relacionarnos con el medio y para reorientar nuestra más que dificil proyección en el universo. Si alguien quiere descubrir una nueva teoría relacionada con este asunto puede visualizar este curioso video en el que Punset entrevista al científico amante de la ficción Kurzweil.

Sin embargo al tiempo que el imaginario humano reciente ha soñado con panaceas, movimientos continuos, piedras filosofales y otras soluciones definitivas, también ha imaginado la posibilidad contraria; el fin del mundo, cataclismos, juicios finales, invasiones extraterrestres... Esta es la faceta que defiende ahora Stephen Hawking.

Pero ante esta dicotomía Kurzweil-Hawking, en la cual al mismo tiempo uno propugna la expansión de la especie humana por el universo en base al avance exponencial en la gestión de la información y otros avances tecnológicos de vanguardia, y el otro plantea el peligro de que seamos invadidos y saqueados al viejo estilo de la colonización del continente americano, lo destacable es el asunto clave en común que para ambos parece ser un valor cósmico; la necesidad ineludible de expandirse, conquistar y saquear. Uno lo ve en pimera persona del plural y el otro en tercera persona del plural, pero ambos lo viven así.

Que los científicos de pro, amamantados por el poder, no pueden gestionar de forma sensata su contacto con el conocimiento, a mi no me cabe duda. El poder pivota sobre un sistema no inteligente, incapaz de planificar a largo plazo, incompetente en la gestión de recursos y es imposible que se haga con el servicio de auténticos sabios, porque los aliens ya estan aquí saqueando los recursos del planeta y son descendientes de los colonizadores de las diferentes Américas, y la gestión exponencial de la información no conducirá a nada humano si en lo humano no hay significado. Es mas que probable que haya otras formas de entender el mundo que no pasen obligatoriamente por el expolio, este es el gran reto que debería ocuparnos. Viajar a la velocidad de la luz para repetir lo que estamos haciendo en nuestro planeta es sencillamente quedarse en el mismo sitio, el verdadero viaje sería el de concebir una estrategia distinta que nos integre en el universo.

martes, 18 de mayo de 2010

El nuevo totalitarismo



Cuando cayó el muro de Berlín a finales de 1989 como es lógico hubo una mezcla de emociones y sensaciones. Yo mismo celebré el evento con una amiga alemana en la Plaza Real, aunque no pude evitar hacerle mención a las razones que habían dado pie a su construcción. Fui injusto, pero no me he dado cuenta hasta un tiempo más tarde, La Alemania nazi fue un producto en gran medida patrocinado por el capitalismo salvaje internacional, fue, como dice Zizek, "una reacción para evitar males mayores"; el comunismo por ejemplo. Hitler no fue un revolucionario, sino un cobarde que se alineó al lado del poder corrupto del capitalismo, pero era evidente que la caída del Muro y del régimen soviético significaba un paso adelante en la libertad y todos estuvimos contentos, yo también, pero otra duda que ahora toma una forma ominosa surgía al mismo tiempo. ¿Podría el mundo lidiar con un capitalismo sin contrapeso? Esta fue una reflexión generalizada, vox populi podríamos decir, y cuánta razón tenían aquellos no-pensadores, no filósofos, no intelectuales que veían venir lo que ahora sufrimos.

Al mismo tiempo muchos fueron los "pensadores" del establishment que aplaudieron sin condiciones todo aquella evolución histórica, la derrota del socialismo real por parte del capitalismo (siempre muy real, por cierto). Y quien más aprovechó esa victoria fueron las administraciones Reagan y Thatcher, de las que ahora recogemos los frutos podridos de sus prácticas neoliberales y terroristas. Los pensadores complacientes hicieron mención principal a los beneficios de la democracia, vinculada evidentemente al liberalismo, y fueron muchos los que levantaron la voz orgullosos contra los totalitarismos, y Popper y sus "sociedades abiertas" se pusieron de moda.

Hoy, veinte años después, todo toma una forma siniestra, que muchos ya preveían. Una sociedad en la que el trabajo es castigado de forma totalitaria en beneficio de la especulación, en la que el precio de la vivienda se establece de forma totalitaria por los especuladores, en la que se trafica con personas de forma totalitaria, en la que los delincuentes organizados en instituciones financieras provocan crisis, saquean el erario público y ejercen el chantaje contra los gobiernos elegidos de forma democrática (precariamente democrática pero democrática). El totalitarismo es no poder comer productos libres y sanos porque un reducido grupo de distribuidores se apoderan de los recursos alimentarios mundiales, se apoderan de la tierra y manipulan las semillas, el totalitarismo es estar obligado a consumir energía de forma excesiva y a un precio abusivo no pudiendo obtenerlo de forma descentralizada, es estar obligado a pagar una hipoteca exorbitante para disfrutar de un techo, o no tener opciones de transporte público y tener que comprar un motor con ruedas para ir a trabajar, es no poder ejercer el trabajo de una forma libre y estar obligado siempre a alquilarse a un patrón que suele ser un ladrón y un parásito, o ir a votar y encontrar que sólo se puede votar a dos opciones: una la de un partido que cederá ante las presiones de las mafias parasitarias o la otra a un partido que las representa directamente. El totalitarismo es tener la obligación de tener las ganancias de tu trabajo en un banco donde te cobran por guardar lo que el estado tendría que proteger, o totalitarismo es que la propiedad privada sólo lo sea de los poderosos y que uno no pueda dejar atada la bicicleta en un árbol bajo riesgo de que se la roben los ladrones legales o los ilegales, totalitarismo también es tener un cuerpo judicial ineficaz y corrupto.

Y este totalitarismo no acaba aquí, va más lejos, y llega a Afganistán e Iraq, porque totalitarismo es tener que pagar o soportar guerras terroristas llevadas a cabo por los sediento intereses de los grupos oligárquicos parasitarios internacionales. Es un totalitarismo orwelliano que no puede funcionar sin guerra, y tiene que inventarla o facilitar que se encienda para funcionar. En España ya empezamos a vivir con más intensidad cada vez el nuevo totalitarismo del capitalismo salvaje, un modelo de funcionamiento criminal que se aplica en todo el mundo con diferentes intensidades desde la caída del muro (antes también pero no con tal saña), y que se ha aplicado con la ayuda y la coordinación de múltiples mecanismos, organismos multinacionales como el Banco Mundial, el FMI, herramientas como los poderes mediáticos, grupos de dominio como las oligarquías de cada estado-nación, presiones ejercidas por las multinacionales, recursos tecnológicos suministrados por la ciencia, instrumentos ideológicos de todo tipo con una multitud de charlatanes-escritores que han pasado los últimos veinte años vendiendo las excelencias del libre mercado, o ejércitos mastodónticos incapaces de evitar masacres como la de Grandes Lagos, o como la de Srebrenica, pero siempre dispuestos a bombardear inteligentemente a población civil.

domingo, 16 de mayo de 2010

Votar y no-votar, las dos opciones inútiles


Un reflujo de podredumbre corre por encima nuestro a nivel internacional, los llamados “mercados” se han convertido en la entidad totalitaria que muchos ya vaticinaban. Las democracias occidentales se han acabado de transformar en una bufonada desagradable. La principal función de la política parlamentaria, que es la de decidir como se distribuye la riqueza o la pobreza entre la ciudadanía, ya es cosa de organismos supranacionales jamás votados por nadie, y ahora los políticos (excluyendo a aquellos del Partido Podrido que siempre han tenido claro su espacio corrosivo) deberán buscar en su restringido mercadillo de las ideas cosas que ofrecernos para entretenernos; selecciones nacionales, peleas por el agua, prohibiciones de toros, ensañamiento con los inmigrantes,  banderas e himnos esperanzadores, baratijas políticas o recursos locales aun no interesantes para los “mercados”. Lo que importa ha quedado en manos de la comunidad de incompetentes, delincuentes y mediocres que lideran esta cosa llamada “mercado” barnizado con el palabro liberal, una cosa que se lo traga todo a una velocidad vertiginosa, más propia de un agujero negro. La humanidad ha quedado al azar de las ficciones de la economía, de ideas irreales como el dinero que se convierten en reales por la fuerza y por medio de la violencia, del mismo modo que cualquier cosa puede ser real para alguien sometido a la tortura. Vivimos una época de golpismo e involución mundial, que en España se ve particularmente “enriquecida” por nuestros propios desafectos a la democracia, aquellos que protegen a corruptos, que de hecho fomentan la corrupción y el sálvese quien pueda,  aquellos que impiden a familias reencontrarse con sus asesinados, aquellos que sólo tienen una idea; alcanzar el poder y utilizar lo público para enriquecerse furiosamente a cualquier precio. Votar nunca fue tan absurdo, y no votar nunca fue tan útil por ejemplo para el Partido Podrido; es lo que tienen los “mercados”; intentan ocupar todo el espacio existente ahogando cualquier opción consiguiendo que votar y no-votar sean alternativas igual de tristes la una que la otra.

viernes, 23 de abril de 2010

La derecha y su engaño (los enemigos de la sociedad) I


1. Introducción

Conservar valores y tradiciones es lo que muchos españoles tratan de conseguir cuando votan a opciones de derecha y en concreto al Partido Popular. Es evidente que algunos votan por coherencia con sus propios intereses pero está claro que se trata de una minoría y que el gran atractivo del fenómeno reside en entender porque tantos españoles y españolas de a pie optan por esta opción a todas luces contradictoria con sus intereses y sus valores.

Conservar es lo que los partidos de derechas proponen como medida dirigida a mantener la cohesión patria, pero veamos con detenimiento si eso es cierto, si ese principio fundamental se soporta. Los votantes al PP suelen estar aquejados por diferentes incertidumbres; la inmigración como factor desestabilizador cultural y económico, la inseguridad, la pérdida de tradiciones que creen esenciales como el matrimonio heterosexual, el desmembramiento de la familia como núcleo básico de la sociedad, la pérdida de valor del trabajo.

En esta recopilación de textos me propongo demostrar como, al contrario de lo que los votantes conservadores creen, el entorno conservador abanderado por el Partido Popular funciona como un ariete revolucionario desde hace décadas con el fin de acelerar los fenómenos que precisamente asustan a sus votantes. La gran paradoja es la de que los votantes conservadores dan su apoyo a su enemigo principal a causa de una tremebunda mezcla histórica de conceptos falseados y de un desconocimiento fundamental del funcionamiento del sistema social y económico en el que vivimos sumergidos.

2. La familia, un valor en peligro.

Mucha gente conservadora tiende a votar al Partido Popular porque ve peligrar uno de los referentes más importantes de su vida; el concepto clásico de familia, pero yo diría más, ve peligrar en esencia a la familia como unidad colectiva. Si echamos una mirada retrospectiva es cierto que los que tenemos una cierta edad podemos recordar aspectos positivos de la familia de hace 30 años atrás, evidentemente no todos pero si algunos. Después de 30 años de democracia los que hemos vivido todo el proceso y parte del tardofranquismo deberíamos ser capaces de hilvanar la madeja de efectos que hemos observado y que han conducido a la desintegración de la unidad familiar extensa e incluso de la unidad familiar directa. Deberíamos ser capaces de entender como esto sucede y en beneficio de quien, y quien sigue defendiendo los intereses de los destructores de la familia, para acabar reconociendo el valor de alternativas que dejan la hipocresía a un lado y posibilitan nuevas construcciones colectivas.

Resulta paradójico que personas que participaron inconscientemente en el proceso de desintegración de la familia clásica en sus inicios (años 60) marchando de sus ciudades de nacimiento o de sus pueblos por cuestiones económicas y sociales (para subsistir o para mejorar) ahora apoyen a quienes impulsaron aquel proceso en su inicio. La destrucción de la unidad familiar es uno de los mayores logros del capitalismo, de sus élites financieras y empresariales, porque facilita la depredación sobre el individuo. Cuando la familia extensa existía, aunque las experiencias personales son un mundo, endeudarse de forma estúpida era más difícil, porque había quien te aconsejaba o quien te ofrecía un apoyo alternativo dificultando tu caída en manos de los usureros.

La escalada del consumo también es más practicable con una individualidad exacerbada hasta lo patológico (pieza clave del capitalismo neoliberal) que con núcleos colectivos cohesionados. En España la idiotez del consumo por el consumo empezó durante el franquismo de los planes de estabilización, en la fase tecnocrática del Opus Dei. Eso no debería llevarnos a creer que tiempos anteriores del franquismo eran mejores, pues ha quedado demostrado que cualquier opción ultraderechista, fascista, nazi, falangista, no es mas que una maniobra defensiva de supervivencia del capitalismo salvaje. Por lo tanto el concepto de familia casposa patriarcal no es más que una antesala de su autodestrucción, ya que al estar invertebrada y carecer de autoridad real, al no tener sus bases asentadas en relaciones reales, su desintegración se produce de forma acelerada cuando, acabada la maniobra de coartada y exterminio político, le sucede al proyecto fascista la verdadera meta oculta; el verdadero proyecto capitalista salvaje. Los falangistas deberían recordar quien les perdonó la vida cuando acabó la segunda guerra mundial y porque motivos.

Así pues, en tiempos de Franco, se inició la desintegración familiar, ya que esa unidad no era más que un estorbo para las ansias de depredadores financieros y empresariales. ¡Cuanta gente tuvo que alejarse de su familia y emigrar para buscarse la vida o para “mejorar”! ¿Cual era el significado de ese “mejorar”? Por lo tanto pensar que el Partido Popular es garante de la familia como unidad de cohesión es un error garrafal, pues ellos, emparentados directamente con el franquismo tardío, han contribuido activamente a su destrucción desde hace mucho tiempo. El último periodo claro es el de gobierno de Aznar, un periodo en el cual el endeudamiento de los españoles aumentó gigantescamente, en el cual las hipotecas de alto riesgo se otorgaban con absoluta felicidad, y en el que el ministro de economía del momento y el propio Aznar se vanagloriaban de que en España casi todos los ciudadanos eran “propietarios”. Propietarios de una deuda cada vez mayor, evidentemente. No contentos con la destrucción de la unidad familiar clásica los llamados conservadores (en realidad vemos que son peligrosos revolucionarios) han venido a poner palos a las ruedas en el proceso de construcción de nuevas unidades familiares; parejas de hecho, parejas de personas del mismo sexo, familias de españoles e inmigrantes. Cualquier alternativa abierta es enemiga de su concepción y lo único que les interesa es el raquítico núcleo que queda de la familia clásica rígida, sin bisagras, para que no pueda proyectarse hacía una solidez que los tiempos actuales exigen para hacer frente a la depredación empresarial y financiera que nos sume en el endeudamiento y en el paro.

Así pues tenemos que cuando los votantes conservadores votan al PP votan a favor de la destrucción acelerada de la unidad familiar clásica y de cualquier propuesta alternativa nueva. Y esto es algo que debería ser fácil de entender incluso sin tener en cuenta el pasado, pues cuando el PP y su propuesta neoliberal propugna un mundo fundamentado en el lema de “cada palo aguante su vela” está propugnando un mundo en el cual ninguna solidaridad es posible, tampoco la familiar. Este es el típico asuntos que los votantes conservadores de buena fe sobreentienden erróneamente, pues ellos creen que cuando el discurso neoliberal propone su “sálvese quien pueda” no se refiere a la familia, es una paradoja que expresa su máximo contraste con su propia praxis, pues luego en su vida cotidiana, dichos ciudadanos, son solidarios con sus hijos, nietos, sobrinos e incluso con gente que no pertenece a la familia. No comprenden que el interés de los “conservadores” es continuar su revolución capitalista precarizando cualquier unidad colectiva que pueda ofrecer alternativas solidarias al totalitarismo impuesto por los “mercados”.

(continuará)

domingo, 24 de enero de 2010

Los delincuentes de siempre


Considero que aunque este es un tema abordado con frecuencia y con más o menos gracia en diferentes medios, quizá es uno de los más importantes que se estan tratando hoy en la sociedad española, por su significación en cuanto a la calidad humana de todas las ciudadanas y ciudadanos de este país, y por lo tanto no puedo esquivar la obligación de hablar sobre él. Máxime cuando el contexto económico posibilita a los demagogos y delincuentes sociales de siempre sacar partido del mismo.

Se trata de la inmigración, asunto que como era de esperar ha venido a convertirse, después del advenimiento de la crisis provocada por la comunidad occidental de estafadores y buhoneros que detenta el poder en el nuevo producto estrella. En su tiempo, esos autodenominados políticos, que en realidad son mercachifles sin escrúpulos, capaces de expandir el odio entre los ciudadanos a cambio de salvar sus miserables fortunas, atizaron la llegada de mano de obra ilegal de todo el mundo para enriquecerse de forma rápida defraudando a la hacienda pública, esclavizando a los trabajadores recien llegados, evadiendo sus obligaciones legales no contratandoles, reventando los salarios de los trabajadores locales mediante el delito laboral, fiscal y penal.


Ahora que ya han hecho uso y abuso de la mano de obra inmigrada pretenden expulsarlos, negarles los derechos básicos, en aras de no sabemos que; ¿Pureza racial? ¿Unicidad cultural? ¿En defensa de una ley que ellos resquebrajaron con entusiasmo cuando se forraban? ¿O para generar cortinas de humo? Resulta clarificador ver como el pacto que sirvió para que chorizos amparados en los paraguas socialista y convergente confabularan para estructurar estafas inmobiliarias, haya servido también en Vic para intentar arremeter contra los más desprotegidos mediante la negación del empadronamiento a inmigrantes irregulares. Los mismos populares, socialistas, convergentes, que han permitido la especulación y el saqueo inmobiliario de los últimos 20 años, la acción ilegal de inumerables patronos que han cimentado sus fortunas en mano de obra esclava, ahora pretenden que desviemos nuestra atención hacia los más débiles.

Cretino, sinverguenza, pusilánime, cobarde será quien siga sus pautas. Más que nunca lo que ahora necesitamos es solidaridad entre las gentes de la calle, los ciudadanos de a pie con o sin papeles. Esa es la política prioritaria que puede compensar la política de los delincuentes habituales.



domingo, 3 de enero de 2010

Parasitismo e historia humana

Conforme avanzo en el estudio de la historia, y reconozco que lo hago lentamente, una de las sensaciones que va apoderándose de mi es la de que la especie humana desde el neolítico (quizá antes) ingresa, ya sea voluntariamente o por la fuerza del entorno en una cierta categoría de parásito. Un parásito que además no se conforma con vivir a costa de otras especies, deteriorando su calidad de vida, si no que se empeña en una empresa inacabable cuyo fin es el parasitismo interno entre los miembros de su propia especie.

Nunca hemos definido, supongo que por chauvinismo antropocèntrico, nuestra propia actividad en relación a otras especies como parasitismo, pero para mi es algo que parece meridianamente claro. La domesticación de ciertos animales se ha entendido como un trayecto incuestionable y lógico, pues el mundo ha sido interpretado como hecho a medida del ser humano (principalmente del ser masculino), y eso se ha llegado a justificar en base a un dios o diferentes dioses, o al mismo explicado de diferentes formas. Sin embargo nunca nos hemos atrevido a decir la verdad; hoy por hoy somos seres parasitarios y tenemos una tendencia sensacional a extenuar nuestro entorno, hasta llegar al planeta Tierra entero. Nada se salva, ni bosques, ni animales, ni minerales, ni nosotros mismos...

Dos saltos marcan el camino hasta nuestra actual civilización insostenible, el neolítico y la industrialización 1. Ambos fundamentados en la esclavización-parasitación de alguien, primero animales y vegetales, luego seres humanos. Cuando releo la historia de las primeras evoluciones de los estados y del mundo urbano en Mesopotamia; Uruk, Ur o Ubaid (un proceso que también se da de forma similar en América y en Asia en momentos cronológicos distintos) 2, me pregunto que fenómeno pudo llevar al ser humano a apostar por un sistema en el que en definitiva, quien trabaja es la víctima de una maquinaria infernal truculenta fundamentada en la rapiña metódica, y que tiene como fin último nutrir a una casta de privilegiados que no se diferencian en nada del resto, pero que malversan de forma grotesca la energia humana, animal y vegetal.

En el caso de Próximo Oriente, unos seres humanos que consiguieron domesticar a determinados animales y vegetales, se dice que encontraron un entorno con un potencial económico enorme en el Delta del Tigris y el Eufrates, y que aquella riqueza les facilitó el sedentarismo casi definitivo, y una capacidad de planificación privilegiada para sus vidas. Fundaron sus primeros focos de “civilización” pero al principio, al menos eso es lo que parece en Ubaid, no había clases, e imperaba una cierta igualdad.

A aquellos procesos de domesticación antiguos quizá aún no les podríamos denominar como parasitismo, porque aún no suponen un nivel de extracción de energía tan extenuante ni una caida significativa en la calidad de vida de los animales o vegetales afectados, tal y como si lo suponen actualmente, época en la que se puede afirmar (y en eso tal vez tiene razón Ratzinger) que el infierno existe y lo sufren algunas especies a manos de los humanos. Pero estos hombres de Ubaid o Uruk y sus descendientes llegaron más lejos y empezaron a materializar sus creencias espirituales en forma de sofisticados templos y monumentos. ¿Podemos decir que malbarataban el potencial bienestar que habían ganado con sus supuestos progresos neolíticos? ¿Podríamos aventurarnos a decir que no estaban preparados para disfrutar del mundo sin complicaciones?

Los zigurats, las pirámides, o el megalitismo son para mi misteriosos fenómenos de imbecilidad, construcciones que para nada admiro y que sin embargo me atemorizan. Parece el inicio de un camino incomprensible, en el cual la especie humana malversa el maravilloso tiempo del que dispone trasladando enormes bloques de piedra, o transformándolos, para representar lo inconexo, lo otro. Un intento que lleva a la humanidad a convertir a lo otro en estatua en lugar de amarlo. Transforma a lo otro en si mismo, en la élite que asume el poder e inmoviliza sus ganancias económicas en forma de iconos que destruyen la verdadera comunicación con el mundo 3.

Estos templos tenían que ir acompañados de sus especialistas en la interpretación del mundo, aquellos que un paso más allá se convertiran en sacerdotes, que después necesitaran no trabajar para seguir mediando, y a ese monopolio de la mediación le daran una relevancia privilegiada, o incluso pondran su actividad por encima del trabajo real y necesario. Del mismo modo que estos empresarios de ahora que cuando llaman desde el móvil en el puente aereo o desde el AVE para hacer un trapicheo también dicen que trabajan. ¡Qué haríamos la clase productora sin ellos! Los avispados de la antigüedad también acumularon excedentes, en su caso mediante una agricultura hostil al medio pero hiperproductiva inicialmente, exigiendo cada vez más recursos para realizar sus actos ceremoniales, sus fastos, sus epifanías. Acabaron creando ciudades parasitarias, ciudades que eran un agujero negro en aquel contexto social, ciudades que no generaban nada, únicamente demandaban 4. Tal vez hoy, las nuestras, siguen siendo en esencia algo similar.

Como llegaron los sacerdotes a convertirse en una casta de depredadores que chupaban cada vez más la sangre de los campesinos es difícil saberlo. ¿En que momento la jerarquización de la sociedad dió el salto cualitativo sin retorno?; difícil averiguarlo. El caso es que aquí estamos ahora, en una sociedad, que como otras muchas, la egipcia, la hitita, la babilónica, la franca, la romana, la andalusina, no puede funcionar sin penalizar el trabajo. Quien trabaja es el más perjudicado, y es quien soporta a toda una pléyade de parásitos que se autodefinen de muchas formas amables pero que únicamente dedican su esfuerzo a sacar margen de la clase productora.

Hacer un viaje sin vendas en los ojos a través de la historia es pedagógico, aunque tal vez inútil, quien sabe. Ver como tanta gente se obsesiona en no trabajar y para ello se adorna con todo tipo de ropajes simbólicos, prefiere explicar imbecilidades cósmicas (a ser posible excluyentes para eliminar competidores), rellenar el vacío con construcciones sofisticadamente burdas, mercadear con el trabajo de otros para extraer jugosas plusvalúas, traficar con carne maltratada, vender a sus congéneres con excusas religiosas, raciales o sin excusas, inventar mecanismos de representación del trabajo para poder especular (dinero, hipotecas, préstamos) 5, asesinar en nombre de quien sea y de lo que sea, obligar a construir templos, catedrales, pirámides, obligar a hacer aquello más absurdo posible para aturdir a la víctima y desactivar de ese modo su sentido común.

No nos engañemos, la nuestra es ahora una escala de parasitismo superjerarquizada, de la cual participamos de algún modo, en la que al final, abajo del todo, encontramos a los animales y a las plantas, a nuestro medio natural, porque a pesar de que las religiones monoteistas y el pensamiento divulgativo humano no quieren reparar en el tema, es evidente que nosotros no somos más que otra especie dentro del mundo orgánico, y es obvio que nuestra dinámica de parasitación nos hace, al igual que un tremendo virus, la más peligrosa y catastrófica del planeta.

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1 Sobre el concepto de revolución neolítica Vere Gordon Childe “Orígenes de la civilización” México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1967. Sobre la revolución industrial Eric Hobsbawm “En torno a los orígenes de la revolución industrial” Madrid. Siglo XXI, 1983,


2 Mario Liverani “Uruk, la primera ciudad” Barcelona, Bellaterra, 2006. “El antiguo Oriente; historia, sociedad y economia” Barcelona. Crítica, 1995, Amelie Kuhrt “El Oriente Próximo en la antigüedad. C, 3000 – 330 a.C.” Barcelona. Crítica, 2001. Carlos G. Wagner “Historia del cercano Oriente” Salamanca. Ediciones Universidad de Salamanca. 1999.


3 Simone Weil en general en diferentes partes de su obra trata este fenómeno de aproximación a lo otro de un modo que ha inspirado en mi este punto de vista.


4 Diversas hipótesis acerca de los orígenes del estado; Charles L. Redman “Los orígenes de la civilización. Desde los primeros agricultores hasta la sociedad urbana en el próximo oriente” Barcelona. Crítica, 1990. Kent V. Flannery “la evolución cultural de las civilizaciones” Barcelona. Anagrama, 1975. Karl A. Wittfogel “Despotismo Oriental; estudio comparativo del poder totalitario” Madrid. Guadarrama, 1966. Elman R. Service “Los Orígenes del Estado y de la civilización : el proceso de la evolución cultural “ Robert Mc Adams “The Uruk countryside : the natural setting of urban societies” Chicago. The University of Chicago Press. 1972. Robert Carneiro “The Evolution of society : selections from Herbert Spencer's Principles of sociology” Chicago. The University of Chicago Press. 1967. Esther Boserup “Las Condiciones del desarrollo en la agricultura : la economía del cambio agrario bajo la presión demogràfica” Madrid. Tecnos, 1967.


5 Sobre la invención de conceptos económicos, Karl Polanyi “La Gran transformación : crítica del liberalismo económico” México D.F. Fondo de Cultura Económica. 1992,

Ocultar víctimas con víctimas

[En relación al artículo publicado en El Pais por J. B. Culla i Clarà el 13 de marzo de 2009; Doble vara de medir]

Al mismo autor le dedico un nuevo post. Lo siento. No es que quiera hacer un monográfico en La Réplica sobre Culla i Clarà, el problema estriba en que me tropiezo con sus panfletos en El País, periódico del cual desgraciadamente leo algunas cosas cada día.


Aquí el autor protesta con toda la razón sobre la absoluta falta de interés mostrada por medios, por esa cosa llamada “opinión pública” que de pública tiene más bien poco, y por las organizaciones no gubernamentales, partidos políticos y otros actores civiles. Efectivamente tiene razón; África parece un mundo a parte que no merece ser considerado. En el Congo mueren 1200 personas cada día desde hace 10 años (es un promedio) y eso nos lleva a considerar que desde hace este tiempo han muerto 4 millones de personas, sin embargo nadie denuncia con suficiente vigor o convoca una manifestación de protesta contra semejante atrocidad.


Tiene toda la razón Culla i Clarà. El problema, lo que lo estropea todo, es que su objetivo no es denunciar semejantes atrocidades para salvaguardar o defender la vida de las poblaciones afectadas, sino que se trata de comparar cantidades de muertos para demostrar que lo que pasó en Gaza y las reacciones que hubo eran injustificadas (¿Es eso?).


Sinceramente es repugnante, y demuestra la poca catadura moral del escribano. La cuestión en este planeta no estriba en comparar quien es mas malo, quien mata a mas gente, ni en imponer índices a partir de los cuales hay que protestar o no. ¿A partir de cuantos muertos es aceptable que se queme una bandera? ¿A partir de cuantas víctimas se puede convocar una manifestación ante una embajada? ¿Nos lo dirá esta especie de científico especializado en genocidios?


Su artículo hubiera sido aceptable y hubiera ayudado a que asumiéramos la irresponsabilidad de nuestra pasividad ante las catástrofes de RD Congo y Darfur, facilitando un aumento de la conciencia, de no ser porque su propósito llanamente no era este, sino el de minimizar los crímenes cometidos en Gaza.

Publicado el 14 de marzo de 2009

Joan B. Culla i Clarà

[En relación al artículo publicado en El Pais por J. B. Culla i Clarà el 23 de enero de 2009; Acoso y encarnizamiento]

Sin duda el articulista que genera este artículo en El Pais hoy tiene prisa por hacer méritos de cara a sus posibles mecenas o patrocinadores, de otro modo no se explica como en un único artículo dirigido a sepultar a Joan Saura y a ICV se enfrenta a los siguientes asuntos:

- Ataca al "esperpento de la cruzada contra las bolsas de plástico", ergo es de suponer que es feliz desparramando basura por el mundo de forma innecesaria.

- Se muestra quejoso por la campaña de límite de velocidad a 80 km/h en la zona próxima a la ciudad, por lo que es de suponer que la contaminación y los accidentes le importan un pito. Se agarra a la falta de un estudio homologado que demuestre fehacientemente el impacto positivo de la medida aunque cuesta creer que al señor Culla haya algo que pueda abrirle los ojos ante realidades tan aplastantes como la de Gaza.

- Sigue empeñado en mostrarse escandalizado por una manifestación pacífica contra el ataque salvaje del estado israelí en Gaza (que no manifestación antiísraelí por mucho que inisista) mientras olvida de forma repugnante lo que ha sucedido en el lugar de la tragedia.

- Se incrusta en las dificultades que ha habido en la policía autonómica no sabemos en defensa de quien, aunque si sabemos en contra de quien.

A mi no me preocupa la izquierdofobia de Culla o si le tiene mania personal a Saura por algún asunto privado, lo que me preocupa es que un individuo que defiende la basura, las guerras salvajes, los accidentes de tráfico y la contaminación pueda escribir con tanta asiduidad en un periódico teóricamente liberal y moderado.

Aunque lo peor es pensar que es profesor de historia contemporánea en la UAB. Por favor, ¿Qué hace este señor en las aulas? ¿Reparte sus apuntes sobre distorsión histórica en bolsas de plástico?.

Publicado el 23 de enero de 2009