sábado, 10 de diciembre de 2011

El 'grave problema' de la inmigración



La immigración tiene diferentes descripciones técnicas que desearía exponer de forma directa y sencilla:

  • Por lo menos durante 20 años muchos empresarios catalanes y/o españoles (normalmente ambas cosas indistintamente, yo nunca he encontrado la diferencia) promocionaron el flujo de trabajadores procedentes del extranjero con el objetivo de reventar el mercado laboral, abaratar la mano de obra, practicar el fraude masivo contra la Seguridad Social y la Hacienda Pública, y debilitar a la clase trabajadora. Si intentaramos valorar el volúmen del fraude nos horrorizaríamos. Tentativamente usamos los datos del censo de inmigrantes del Instituto Nacional de Estadística, y lo hacemos de forma moderada, calculando que tan solo un 30% haya trabajado sin contratos alcanzaríamos una cifra aproximada de unos 100 mil millones de euros robados a la hacienda pública y a la seguridad social por empresarios del estado español (estimación sobre una cifra de 600 € brutos perdidos por mes por trabajador, considerando que sus jornadas siempre sumaban mucho más de 40 horas semanales ). Cualquiera que durante el año 2000 haya trabajado en la hostelería o la construcción pudo comprobar con sus propios ojos que casi la totalidad de los inmigrantes y una parte de los trabajadores españoles trabajaban en negro. Era algo generalizado, y además los empresarios cobraban por los servicios que prestaban o por las obras que realizaban a precio de mercado, lo cual significa que tenían un margen de beneficio espectacular obtenido a costa de la hacienda pública. 
     
  • Los gobiernos de PSOE, PP, CiU y tripartito, con leves diferencias, permitieron de manera escandalosa este flujo de mano de obra ilegal practicando de facto la liberalización del mercado del trabajo, aceptando el fraude masivo y hipotecando la hacienda pública. Los sindicatos colaboraron por omisión en esta práctica destructiva. En aquellos tiempos para encontrar media docena de trabajadores ilegales y castigar al empresario de turno sólo había que buscar contenedores de escombros o entrar en un restaurante o bar de copas. No era nada difícil. Era más fácil que encontrar un camello vendiendo droga en la calle o en un bar (¡Que ya es decir!).

  • Mientras, por intereses de otros empresarios del sector productivo, se permitía la entrada brutal de importaciones de países como China que nos invadían de basura barata y destruían el poco tejido de algunos sectores reventando los precios. La codicia y pereza de estos empresarios no sólo permitía la invasión del Todo a 100 chino si no la penetración en sectores propios, como por ejemplo el textil, de mercancías y utillaje extranjero, de baja calidad y a precios irracionales que sólo eran posibles mediante la práctica de una esclavitud despiadada sobre los trabajadores chinos. Hay que aclararlo, los principales responsables han sido y son gente española o catalana. Si tú sacas las puertas de su casa y regalas todo lo que tienes dentro no te quejes de que venga gente a vaciarla. Es como si yo vendiera todos los bienes de mi familia al 20% del precio a cambio de quedarme con un 10% de comisión de la venta, y luego pusiera tierra por medio y dejara a la pareja y a los hijos tirados con una mano delante y otra detrás (llamémosle deslocalización y paraísos fiscales). Claro yo lo veo desde un punto de vista patriótico, pero no desde este punto de vista patriótico de los que se pasan el día bendiciendo la bandera o la 'senyera' y al mismo tiempo vendiendo por cuatro reales al país entero, si no del que cree que la patria en esencia somos el pueblo y no una serie de instituciones, tradiciones recientes y símbolos.
  • Otro concepto mucho más importante a tener en cuenta es el de que inmigrar es una actitud normal, y criminalizar a los inmigrantes es una actitud anormal y asocial. Ahora, como nuestra memoria es como la de los pececitos (no recordamos de dónde venimos y en Cataluña no hay nadie que pueda demostrar linajes anteriores a la época moderna), tendremos tiempo de comprobarlo viendo como nuestra juventud, más formada que nunca, tiene que largarse al extranjero para buscarse la vida. Es decir, ver como se convierten en inmigrantes y sufren la misma estupidez que nosotros me practicado con los inmigrantes aquí.

  • Después, a modo de entretenimiento, un cálculo retrospectivo nada exigente en matemáticas (no es necesario ni usarlas) nos puede permitir pensar a muchos de mi generación que no tuvimos hijos porque no nos dio la gana, y no hicimos caso a los próceres patrióticos que nos querían asustar diciendo por ejemplo que 'cuando nos jubilásemos nos tendría que cuidar una señora negra' (esto lo decía Jordi Pujol y yo cuando oía eso pensaba 'si nos podemos jubilar ya será una suerte'), lo que estaría pasando ahora con nuestros hijos naturales de más: todos en el paro y sin futuro. A fin de cuentas quien más ha sufrido la crisis y la sufre son los inmigrantes, y nos han ahorrado tener la angustia de ver como unos cuantos cientos de miles más (tocando cifras millonarias) de jóvenes hijos nuestros se enfrentaban a un futuro tan negro.

  • Conclusión, quien se revuelca en la inmigración atacándola y imputándole responsabilidades en la crisis colabora con los verdaderos chorizos y delincuentes que, mal que nos pese, son de casa (españoles, catalanes, castellanos...): bancos, empresas grandes y medianas, políticos, autoridades diversas. ¿Todos? Siempre habrá alguna excepción claro, pero más bien pocas.

martes, 13 de septiembre de 2011

El estado comparsa


Si hay una cuestión cuya responsabilidad ha sido siempre del estado desde su configuración en los tiempos modernos ha sido la de garantizar la seguridad de su ciudadanía. Además, sus partidarios, y los del capitalismo, han sido siempre defensores a ultranza de la propiedad privada (en realidad ya hemos visto que de la suya). ¿Entonces como es posible que el dinero de los ciudadanos no esté protegido por el estado y deba ser salvaguardado por entidades bancarias privadas? Es cierto que determinados ultra-neoliberales cercanos a una ideología que podríamos aproximar a la acracia más descarnada y salvaje (no confundir con el anarquismo) serían partidarios de privatizarlo todo, incluso la seguridad, sin embargo defender este concepto es una imbecilidad porque nos remite al feudalismo quinientos años después y puestos a volver atrás sería preferible hacerlo al paleolítico, donde los desequilibrios entre ricos y pobres eran inexistentes. Por lo tanto si nos quedamos con el sentido común y con una idea humanizada de la sociedad la práctica de los estados democráticos occidentales vilipendia y escarnece a los ciudadanos porque los ahoga en impuestos sin garantizar su seguridad, ni su educación, ni su sanidad. Y al parecer la conclusión podría ser que si bien el estado no va a desaparecer, si lo va a hacer en lo que refiere a sus responsabilidades fundamentales de consenso ciudadano para convertirse en un comparsa del caos, de la estafa y del crimen sistemático.