martes, 1 de junio de 2010

Israel o la tragedia del idiota-criminal en el poder


Tras el ataque terrorista realizado por la administración israelí contra la Flotilla de la Libertad en aguas internacionales, y el asesinato de al menos 10 civiles, ha quedado demostrada cual puede ser la tragedia que un país tiene que soportar si su población comete el acto irreflexivo e imprudente de elegir en las elecciones a una mezcla de idiotas-criminales para gestionar las cuestiones de su estado. Bush, Blair y Aznar nos demostraron hasta donde puede llegar esta mezcla y los españoles lo vivimos en carne propia. Israel ya hace tiempo que encumbra en sus administraciones a personajes lamentables. Resulta paradójico que un pais tan desarrollado tecnológicamente coloque en el poder a destripaterrones sanguinarios, como si la cultura judía no hubiera dado a la mejor intelectualidad del mundo. Es un fenómeno que pone en entredicho el proyecto de estado israelí porque reduce la grandeza del pensamiento judío a algo ridículo, a algo que ni Rufus T. Firefly, primer ministro de Libertonia hubiera imaginado en la Sopa de Ganso de Groucho, con un añadido trágico y horrible; el asesinato gratuito y cobarde. La lista de genios de origen judío es inacabable, ¿Qué maldición ha caído sobre Israel para que sea gobernada por carniceros-imbéciles? Sabemos que la construcción de Israel no fue más que una operación colonizadora occidental que crecía bajo la sombra del oportunismo propiciado por hechos espantosos, pero Hanna Arendt y otros brillantes pensadores judíos hablaban de una transcendencia, del no asimilarse hasta llegar al horizonte de una humanidad universal, de la posibilidad de ser judío en otro estado-nación. Aunque ella ya no entendía demasiado bien en que consistía la creación de un estado judío, yo no tengo la intención de arremeter contra el origen de Israel, pero me pregunto que fatalidad hace que sus gobernantes sean cada vez más estúpidos y estén más limitados debido a lo que parece una fuga hacia adelante imparable que impide cualquier reordenación en las planificaciones de las cuestiones más cruciales. Israel se conduce a si misma hacia una vía muerta cuando se limita en aspectos de gran estrategia (acuerdos de paz, bloqueo de Gaza, asentamientos ilegales, relaciones con sus vecinos, cuestión de los refugiados...) y en un escenario tan estrecho, en el que por lo visto no cabe ningún acto generoso, no puede ser gobernada más que por imbéciles peligrosos. En la política no todo puede ser cálculo mezquino, debe haber generosidad, de otro modo el pez se muerde la cola y las cosas no pueden hacer más que envilecerse y degenerar.

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